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Educar en valores es una tarea trascendente y urgente. Este espacio quiere ser una pequeña
ventana abierta para aportar en este
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domingo, 28 de octubre de 2012

Los consejos educativos como oportunidad


Si hay algo que debe ser transformado en educación es el aislamiento de los centros educativos. Un centro aislado es aquel que desconoce la realidad que se vive en su entorno; hay muchos signos de esta desconexión: desde no tener información sobre qué organizaciones hacen vida en el barrio,  no comprender por qué para muchos estudiantes la escuela es absolutamente aburrida... hasta no entender que la violencia, pobreza o drogas está tan dentro de la institución educativa, como de las comunidades.
Un centro aislado es aquel que considera que solo él “educa”, y la comunidad “deseduca”, idea sumamente arraigada, obstáculo para una actitud autocrítica del centro educativo que le permita ver qué debe aprender de la comunidad y qué debe transformar en su acción educativa para que sea más adecuada y contextualizada.

En un centro aislado los estudiantes, representantes y comunidad en general quedan fuera de la dinámica de construcción de los proyectos educativos; por tanto, el currículo explícito y “oculto” da cuenta de que es responsabilidad de pocos el aprendizaje y evaluación de los estudiantes o la visión y alternativas ante la problemática educativa que se vive. Esto es así no solo por la dinámica de muchos centros, sino también porque es dinámica de aquellas comunidades que se autoexcluyen.

Es hora ya de comprender que la educación es problema comunitario, en el que los diferentes sujetos somos corresponsables de lo que aprenden o “desaprenden” nuestros niños(as) y jóvenes. Es una función social, en la que medios de comunicación, iglesia, partidos, estado, empresas, familias... tenemos  la obligación de atender, generando redes para convertirnos en sociedad educadora, pues no solo educa el sistema formal, no solo educa la escuela.

La Resolución 058 es una oportunidad para poner este tema nuevamente sobre la mesa de discusión; con ella, entre otras cosas, se actualiza la antigua norma que rige nada menos que desde hace 25 años  las comunidades de padres y representantes. Ciertamente no se ha planteado del mejor modo pues no ha sido producto del consenso de todos los sectores educativos, por  demás, consenso que se hace sumamente difícil en una coyuntura electoral y marcada por una polarización que puede entrampar el debate si no somos capaces de dialogar.

Sin embargo, el espíritu que se promueve, es quizá, lo que muchos soñamos, debe ser la vinculación escuela-comunidad: una escuela que con su comunidad piensa y actúa para hacer realidad la democracia, en una gestión que se unifica y cualifica para atender los problemas que nos distancian de una educación de calidad. En este marco, la comunidad necesariamente tiene algo que decir y hacer para transformar situaciones como la violencia, el hambre, la  falta de recursos, la falta de formación permanente de las familias, las infraestructuras inadecuadas, entre otras, que se viven dentro de las escuelas, e inciden negativamente en los procesos educativos. El estado también tiene una responsabilidad suprema, que no puede delegar, sin menoscabo de la promoción de la autonomía y la corresponsabilidad.

Aceptando el espíritu, la observación está en el instrumento para hacer realidad la idea de participación comunitaria. A mi modo de ver, la dificultad mayor se presenta en la complejidad de la estructura que se propone y en la falta de ponderación en el ejercicio de la función rectora, necesaria en toda institución. No todo se puede resolver con asambleas, es necesario que el equipo directivo siga asumiendo el liderazgo, y que una vez llegado a consensos sobre el proyecto educativo, pueda tomar decisiones expeditas ante la cotidianidad del centro.   

Creo que es sano reconocer que muchos centros educativos, en consonancia con la propuesta educativa oficial, también han desarrollado una identidad ética y pedagógica que ha sido positiva en su labor de servicio a las comunidades,  ojala, esto  sea comprendido como aporte y suma a este proceso de cualificación de la educación, y no como algo que se deba erradicar y anular. 

Si bien hay un lapso de tiempo para la constitución de los consejos y la consulta, esta vez, como en otras ocasiones, en este u otros gobiernos, los centros educativos se encuentran ante una tarea que deben ejecutar de “ya para ya” habiendo iniciado el año escolar y sin la reflexión necesaria y suficiente para ejecutar. La situación no es la más idónea, y se le suma la reacción de sectores de oposición que, asumiendo la actitud que critican, no dejan de colocar el tema en los predios de la politiquería, repitiendo consignas alarmistas, desde una lectura que solo espera un final feliz en esta historia: que nada del sector oficialista sea aprobado.

Es urgente el conocimiento de la resolución en las comunidades educativas, su lectura y reflexión en un clima de calma, es necesaria  la explicación por parte del ministerio ante múltiples preguntas que surgen, la ministra debería hacer gala de su labor pedagógica ante la necesidad de información y comprensión de lo que se está proponiendo. Es necesario que los amigos de la alarma dejen en paz a la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas que queremos comprender y avanzar, haciendo las observaciones en un clima de respeto. Es importante que el estado escuche a la otra parte del país que no fue consultada y que seguramente también tiene una verdad importante que decir.

Ojala podamos trascender y provocar un verdadero diálogo que conlleve a unas decisiones en aras de mejorar nuestra educación, nuestra escuela, que entre otras cosas, ciertamente, debe transitar mas allá de sus muros y encontrarse con la comunidad, tal como es, con sus fortalezas y debilidades, sus tendencias políticas y religiosas, su guerra y su paz, sus saberes, valores y desconocimientos, sus intereses e indiferencias… para juntas construir la educación que necesitamos.


4 comentarios:

  1. Gracias Beatriz, tu reflexión es un llamado a centrarnos la dimensión educativa, creo que es válido, aunque el espíritu de la resolución es político-partidista. A mi, sin embargo,todavía me cuesta mucho aceptar que tengamos que ser una sociedad tratando de comprender las acciones del gobierno en lugar de ser los propulsores de las iniciativas y sea el gobierno quien se adapte a los pedidos sociales.

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  2. Un abrazo Beatríz.
    Desde la distancia es lo más calmado e inteligente que he leído sobre el tema. Teniendo como inteligencia: la experiencia, la capacidad para comprender al otro y la flexibilidad para poner en práctica con nuevas formas la experienica de lo sabido en contraste con lo nuevo.
    Es una oportunidad no solo para la escuela, sino para que la comunidad pueda entrar a la escuela.
    También es una oportunidad para que la escuela vuelva a aparecer en el mapa de la comunidad no como ese lugar donde se depositan a los muchachos por unas horas sino como un espacio de creación.
    Ojalá la acción política entre en razón y de prioridad a la escuela y no al debate del poder.
    Un abrazo.
    Alexander

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